“Cuando vas volando sientes el aire en tu cara y los listones del traje sobre ti. Es muy emocionante y te llena de alegría”, afirma Saraí Morales García, de 12 años de edad, quien ha desafiado a un espacio considerado como masculino volviendose una Voladora de Papantla.
Con su madre entre el público y su padre dirigiendo la danza ancestral, Saraí se está preparando para realizar su tercer vuelo oficial con la altura reglamentaria. Sin embargo, para llegar a este punto tuvo que practicar y trabajar durante tres años, tanto en el piso como en réplicas del palo volador que van desde los 3 hasta los 7 metros.
Con el cabello recogido y el traje no hay diferencia entre Saraí y sus compañeros. Sube al palo con el mismo aplomo y se lanza al vacío para “volar” durante poco más de dos minutos. Pero a diferencia de los otros pequeños —cuyas edades van de los 5 a los 14 años—, para la adolescente no fue fácil convencer a sus padres de iniciar con el entrenamiento, ya que se considera una danza masculina que los totonacas hacen para agradar a la madre tierra.
Esperamos que a esta adolescente le vaya muy bien.
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Fuente: diariodexalapa